¿Por qué aceptar el fraude electoral?
Naturalizar el fraude electoral hoy en el primer cuarto del siglo XXI es algo inaceptable para cualquier fuerza politica se que se precie democrática. Durante fines del siglo XIX y comienzos del XX fue considerado "aceptable".
Si bien antes de la Ley Sáenz Peña, cuando el voto no era secreto y además calificado, o aún durante la “década infame” de los años ‘30 las prácticas de fraude eran moneda corriente, ese fantasma sigue estando presente en todas las elecciones: lo denuncian los que pierden y lo niegan los que ganan. Se da en nuestros días, en la era de la innovacion y la información en tiempo real.
Clientelismo, voto-cadena o robo de boletas son algunos ejemplos de esta práctica ilegal que tiene otros procedimientos más o menos conocidos, pero que también inciden en el destino de la elección.
En el clientelismo es una de las prácticas fraudulentas que no se da necesariamente el día de la elección y que consiste en concederle favores, beneficios o dádivas al elector a cambio de su voto. Y la coacción o presión que se ejerce siempre, y consiste principalmente, en impedir que la persona elija libremente amenazándola con sacarle algún beneficio o prestación o acompañándola al lugar de votación con el fin de manipular su decisión.
¿Se puede contrarrestar? ¿Funciona la Justicia en las elecciones para controlar este fraude? ¿Por qué aceptamos en una democracia republicana como la nuestra que aún hoy en el Siglo XXI esto suceda?
Si bien antes de la Ley Sáenz Peña, cuando el voto no era secreto y además calificado, o aún durante la “década infame” de los años ‘30 las prácticas de fraude eran moneda corriente, ese fantasma sigue estando presente en todas las elecciones: lo denuncian los que pierden y lo niegan los que ganan. Se da en nuestros días, en la era de la innovacion y la información en tiempo real.
Clientelismo, voto-cadena o robo de boletas son algunos ejemplos de esta práctica ilegal que tiene otros procedimientos más o menos conocidos, pero que también inciden en el destino de la elección.
En el clientelismo es una de las prácticas fraudulentas que no se da necesariamente el día de la elección y que consiste en concederle favores, beneficios o dádivas al elector a cambio de su voto. Y la coacción o presión que se ejerce siempre, y consiste principalmente, en impedir que la persona elija libremente amenazándola con sacarle algún beneficio o prestación o acompañándola al lugar de votación con el fin de manipular su decisión.
¿Se puede contrarrestar? ¿Funciona la Justicia en las elecciones para controlar este fraude? ¿Por qué aceptamos en una democracia republicana como la nuestra que aún hoy en el Siglo XXI esto suceda?



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