Brasil, nuestro espejo, en crisis. El golpe institucionalizado en América Latina.
“Quien este libre de pecado, tire la primer piedra...”
“La única verdad es la realidad...”
Producto de una crisis económica e institucional, con sesgos profundos de corrupción sistémica fue destituida como presidente Dilma Rousseff en Brasil.
Sin desestimar el eje del planteo por el que fue iniciado el impeachment à là latinoamericana a Dilma, debajo de la noticia existen ramificaciones interesantes a analizar.
Pocas veces en los últimos 30 años crecimos económicamente cuando a Brasil le fue mal, es más fueron excepciones con ciertas lógicas de la macroeconomía, en general nuestro destino es un reflejo del de Brasil. Es nuestro espejo.
Los motivos de la actual crisis económico política se pueden tratar de analizar a partir de múltiples factores, algunos coyunturales y otros estructurales.
Existe pues un fin del ciclo en el auge del precio de las materias primas, nuestra región sigue dependiendo casi exclusivamente de las materiales primas, y del precio internacional de las mismas. El cambio de las condiciones internacional claramente tuvo un impacto en la política y la economía interna del país hermano.
No obstante queremos puntualizar algunas otras cuestiones a esta compleja realidad. Tanto la gestión estatal de los recursos naturales, sobre todo los recursos petroleros, y sus “enemigos”; el avance de los juicios por corrupción a poderosos empresarios y a políticos de alto impacto en el sistema (dentro y fuera de la alianza de gobierno); el distanciamiento de las fuerzas políticas que formaban la coalición e incluso un supuesto alejamiento con Lula; además del apoyo de Dilma (que no lo había tenido con Lula) a las Comisiones de Verdade sobre el accionar de la dictadura militar hacen a la complejidad y sus laberintos con los que se enfrentaba la destituida presidente.
En ese entramado, que seguramente no finaliza en esos ejes y sin entrar a analizar el contexto regional (similares situaciones en Guatemala con Pérez Molina, Paraguay con Lugo y en Honduras con Zelaya) Brasil deja un escenario abierto en los que se vislumbran ajustes, aperturas a capitales extranjeros especulativos y un debilitamiento de BRICS y seguramente la imposibilidad de contrarrestar al menos con la misma intencidad el TPP, tratado de libre comercio hacia el pacífico que habilitaría no solo el deterioro de los terminos de intercambio sino también una reconfiguración del mundo del trabajo.
Para la segunda gestión de Dilma Rousseff fueron muchos los frentes de lucha política abiertos al mismo tiempo. Sumado a la baja en el precio internacional de la materias primas, sobre todo el precio del petróleo, y a pesar del 54% de los votos obtenidos en la última elección presidencial.
El impacto para la región sudamericana, para UNASUR y para el Mercosur sobretodo y en particular para nuestro país abre escenarios inciertos, aún más sabiendo que el próximo presidente Temer tiene causas abiertas incluso de mayor gravedad a cualquiera de los planteos realizados a Dilma. Estos escenarios sin duda ponen en tensión no solo la calidad institucional de las Repúblicas latinoamericanas, sino el respeto por el voto popular. El tiempo será juez y testigo.


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